Estúpido cerebro

Mi cerebro y yo vamos un poco por libre. No siempre nos llevamos bien. Sabe cómo fastidiarme y se aprovecha de ello. Di una palabra que forme parte de una canción del recopilatorio de mi mente y ya me puedo tirar horas cantándola. Si es buena, hasta llegar a aborrecerla y si es mala, hasta el punto de querer tirarme de los pelos.
Todavía recuerdo un viaje que hicimos hacía el sur, por la carretera de Albacete. Si sois españoles conoceréis esta canción obligados:

“Una vieja y un viejo
van p’Albacete, van p’Albacete.
Una vieja y un viejo
van p’Albacete, van p’Albacete.
Y en mitad del camino
va y se la…”

Pues eso, en mitad del camino, después de haber visto unas cien señales con el nombrecito y no poder reprimirlo ni un segundo, quise que la vieja y el viejo murieran para siempre, aunque yo me tuviera que ir con ellos. Por suerte, yo no iba conduciendo y sopesé la idea de llevarme a los integrantes del coche conmigo. No podía coger el volante y lanzarnos contra cualquier barranco. No me han educado así. Tuve que aguantarme e intentar no parecer una demente, mirar el paisaje entre los tic en el ojo. Fue un viaje eterno