Poema a cuatro voces

Somos cuatro. ¿Y qué hacemos, jugamos al parchís? No, mejor creamos un poema. No sucedió así, pero me gusta alterar los hechos. Seguro que ellos también lo hacen. Seguro que dicen que todavía tienen marcas de la fusta, o dirán que había alianzas secretas. Mentiras y más mentiras… Ya saben que donde hay confianza da asco.
La única verdad es que ha sido una grata experiencia o un experimento que no nos ha explotado en la cara, cada uno poniendo un compuesto (verso) en la probeta. Primero Antonio, que para algo es el experto en poemas como demuestra cada día en su blog y en otros en los que colabora. Luego Chus para darle musicalidad, también ritmo, aunque el humor solo dejamos que lo sacara entre bambalinas. (Para la próxima quizá vendamos pases privados por un altísimo coste, porque al menos estos tres lo valen.) Después yo, que me gusta estar en medio de todo. Y por último Óscar, para darle la profundidad que suele poner en sus reflexiones o vivencias. Así por cada una de las diez estrofas.
Como científicos algo chiflados que somos, queríamos añadirle algo más a la fórmula, y son las palabras remarcadas que dábamos cada uno al compañero anterior. ¿Compañeros? Es que si los describo como amigos luego se crecen y los tengo que aguantar yo. Lo son, pero no se lo digáis. Tampoco les comentéis que ha sido un placer jugar con ellos al parchís.


Heridas que no cicatrizan

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La miré, mantuvo su mirada y me erizó la piel.
Busqué la linea dónde su ansioso cuerpo ardía.
Quise ser parte de la cama para así poder tocarla.
Un sentimiento de deseo la habitación recorría.

Las paredes callaban a pesar de oír sus lamentos,
como la magia se oculta al no iniciado en su arte,
despierto ante el sueño encarnado de sus ojos castaños,
al tiempo que rozaba el corazón con mis manos.

Su efímera vida se unió a mí en el renacer del espacio.
Las horas se escapaban deprisa entre los dedos, huyendo,
llorando fluidos, monosílabos contenidos y escalofríos,
entregándose al cielo en un viaje de ida y vuelta.

La sequedad de sus pestañas a pesar de sus lágrimas
me tentaba a cubrirla de besos hasta el agotamiento.
Por duro que fuera, caminaría hasta el monte, pensaba.
Y acerté perdiéndome en los senderos que a él llevaban.

Encontrándome allí aletargado como en una nube,
su risa me guió de nuevo allá donde ella estaba,
hacia la luz, cegado salvajemente y embravecido,
conquistando la oscuridad con cada paso que daba.

¿De quién era la virtud que nos llamó, que nos atrajo?
Cantos de sirena que el destino ponía a nuestro alcance
me dieron la respuesta: del sucumbir, del no ser, de ella,
de las sensaciones confrontadas que me provocaba su presencia.

Quise retratar aquel momento en mi retina para siempre.
Las palabras susurradas se me clavaban como puñales.
Sangraba mi espalda a consecuencia de sus uñas pintadas.
Con sus sensuales caricias mi pulso se aceleraba.

El negro entorno nos cobijaba mientras yacíamos
y nuestros ávidos cuerpos jugaban a explorarse
de forma sutil y a la vez desesperada por liberarse.
de la exuberante excitación que nos embriagaba.

Sobre nosotros se cernió la luna en todo su esplendor,
explotaron los sentidos y después la nada, el vacío,
retornar al principio, recuperar el control, la respiración,
que por momentos se había tornado hasta insoportable.

La furia de nuestro amor consiguió fundirnos en un ser.
En aquel instante todo fue verdad, percepción de plenitud.
Sin embargo, puso final, se vistió y sin nombre marchó.
Un intenso dolor destruyó en mil pedazos mi interior.


99 comentarios en “Poema a cuatro voces

  1. Gracias Henar. Por el rato que nos has hecho pasar, por las palabras que me dedicas, por soportarme sin meterte conmigo (esto último no me lo estoy creyendo yo tampoco, así que no te extrañes), por haber propuesto este experimento (por qué no está también ahí?), por pensar que podía salir bien y por haber estado antes que yo en el poema, me has facilitado mucho mi verso con los tuyos. Eres un encanto. Un abrazo

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  2. Bueno chicos, no dejáis de sorprender.
    Vale que un trío, bueno, lo acepto, pero ya cuatro
    ….
    A vale, sois cuatro los que colaborais. Ya decia yo.
    Antes de daros mi más enhorabuena, pues os vais superando, es super genial…..
    Van a ser todos los viernes tan …..!!!.
    No seáis crueles, a ver quien se va a trabajar, después de tan tierno y romántico poema.
    Ahora entiendo, porque mi jefe todos los viernes me mira y me dice: vamos que parece que estas en la luna.
    Si el supiese…… 😉 🙂

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  3. Mira por dónde, pensé en ti primero, que no se ofendan los demás eh?
    Pensé en ti, porque seguro que si hubiera sido otro.
    Te abrias delatado con algún comentario 😉 .
    Pero mirando bien el perfil, me di cuenta que no, pues por mucho que lo intenté no pude ver tu ojo.

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  4. Pingback: Republishing: Poema a cuatro voces | Pensando en la oscuridad

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