I
Por Ana Fernández Diaz
Salí de casa sin mirar atrás. Cogí el coche y aceleré hasta perderme en la autopista que bordeaba la costa. El límite de velocidad quedó muy lejos en mi cuenta kilómetros y dejé que las lágrimas recorrieran mis mejillas devorando la carretera.
Necesitaba huir de la mierda vital en la que me encontraba.
Acelerando más cada vez.
Y lloraba y corría.
Los árboles que bordeaban la carretera pasaban rápido, apenas sus siluetas me permitían averiguar el camino recorrido. Grité, grité fuerte, con toda la rabia contenida dentro, y el río de emociones barría mi cara y mi alma.
Se fue haciendo de noche.
Apenas me di cuenta, de que necesitaba encender las luces, cuando estuve a punto de salirme en una curva.
Hacía más de diez años que había dejado de fumar pero necesitaba un cigarrillo.
Recordé que Henar siempre guardaba un paquete de cigarrillos en la guantera de mi coche, tras una de nuestras noches de “caza” en la que se quedó sin tabaco para el post coito y me hizo recorrer media ciudad en busca de un 24 horas.
Esa manía suya, y algunas otras igual de insanas, eran las que hacían que me sintiese tremendamente atraída hacia ella.
Nos conocíamos tan bien, que mirar dentro de la otra, a nuestros mutuos abismos era nuestra actividad favorita, descubriendo miserias compartidas y vicios ocultos.
Subí el volumen de la radio y me incliné para abrir la guantera.
Todo su contenido se cayó al suelo y en mi intento por evitar que ocurriese, di un volantazo y…
Abrí los ojos. Estaba viva, algo es algo.
Escuchaba varias voces hablando a mi alrededor.
Estaba oscuro pero algunas luces intermitentes iluminaban a ratos el espacio. Alguien trajo una lámpara portátil que iluminó el interior de mi coche. Estaba viva y podía ver y escuchar. Eran buenas noticias.
No me atrevía a intentar mover ni un músculo por miedo a estar completamente rota por alguna parte.
Los bomberos estaban intentando sacarme cortando el techo de mi coche.
Me protegieron con una manta de esas metálicas mientras cortaban.
En los minutos que duró el proceso fui comprobando mis articulaciones. Cada vez que movía un músculo, un dolor aparecía, lo que significaba que no estaba rota del todo.
Cuando terminaron de cortar, el personal del SAMUR que me rodeaba, hizo las primeras pruebas para comprobar que no había fractura vertebral. Si me movían con una fractura podía quedarme en una silla de ruedas para el resto de mi vida.
Noté un pinchazo en la pierna, señal inequívoca de que todo iba bien.
– Tranquila, has tenido un accidente.
– ¿Cómo te sientes?
– Me duele todo, pero creo que no me he roto nada.
– ¿Puedes decirme tu nombre?
– Ana, Ana Fernández.
– Bien.
Consiguieron sacarme y colocarme en una camilla.
Una enfermera me colocó una vía, tranquilizándome con sus palabras.
Trasladaron la camilla a la ambulancia para un primer examen de urgencia.
– El doctor vendrá en un momento, Ana.
El doctor, como ella lo llamó, entró.
Inundó la ambulancia con su presencia.
Con mirada profesional se inclinó sobre mí y volvió a preguntar mi nombre.
Debió pensar que tenía una fuerte conmoción porque yo sólo veía sus labios, carnosos, rodeados por una barba de tres días.
– ¿No recuerdas tu nombre?
– Si, perdón, me llamo Ana.
– Bien, Ana, ¿recuerdas cómo ha ocurrido?
Otra vez los labios, la barba, y su mano que esta vez examinaba una herida que yo tenía en la ceja.
Su olor me invadió mientras miraba atento mi frente. Pude aspirar su aroma.
Me examinó.
– No parece grave. Tienes algunos cortes superficiales en la cabeza y en las manos, pero no hay nada roto aparentemente. Te llevaremos al hospital para unas radiografías y para suturarte y si todo va bien, en 24 horas podrás irte a casa.
No escuché nada de lo que me decía. Sólo veía la lengua que humedecía los labios. Veía los ojos oscuros mirando atento. Veía su mano escribir el informe mientras se mordía el labio. Me estaba excitando.
– ¿Quieres que avisemos a alguien?
– Si, necesito que venga Henar.
– ¿Henar es tu hermana?
– ¡Henar es mi amiga, avísela, por favor!
II
Por Henar de Andrés
La melodía de mi móvil me sacó de un fantástico sueño lúbrico, que no era precisamente con el que al parecer había compartido cama. ¿Tanto había bebido como para sobarme sin mandarlo a su casa una vez finiquitado el trato? El dolor de cabeza podía hacer de testigo del juicio.
Quitándome aquel tipo (no recordaba cómo se llamaba) de encima, pude llegar hasta la mesilla y mirar la pantalla del aparato infernal. ¿Las siete de la mañana? Como sea alguien conocido se va a enterar, pensé, aunque el número que aparecía no apuntaba a ello.
– ¿Sí? –respondí con la poca voz que me quedaba.
– Le llamamos del hospital. ¿Es usted Henar?
No recordaba haber mandado a nadie a urgencias la noche anterior, por lo que asentí.
– Verá, su amiga Ana ha tenido un accidente.
No podía ser… Si Ana estaba en mi sueño y estaba mejor que en perfecto estado.
– Dígame que se encuentra bien –exigí con el tono ya despierto y cargado de tensión y miedo.
– Sí, está bien, solo…
– Bueno, eso ya lo juzgaré yo.
Y colgué.
Salté del colchón para rebuscar entre el suelo algo que ponerme, lancé la zapatilla al bello durmiente para que solo fuera bello y se vistiera incluso más rápido que yo, y salimos los dos de la casa. Cogí el primer taxi que pasó sin despedirme y en pocos minutos, aunque a mí se me hicieron eternos, estaba en información preguntando como una histérica dónde se encontraba Ana. Tras varios intentos encontré su habitación. Ella dormía y a pesar de las magulladuras y cortes estaba preciosa. Esa afición mía por verla en calma no sé de dónde me venía. Aquel día no lo descubriría, pues el tipo con bata blanca que entró no me permitió resolver el enigma. No me dejé impresionar por su aspecto. Estaba demasiado preocupada y necesitaba interrogarlo. Aunque a decir verdad unas esposas tampoco me hubiera importado ponerle.
– Amor –me saludó Ana con la sonrisa hipnótica que la caracteriza, cesando mis cansinas preguntas, y haciendo que ya solo pensara en abrazarla, eso sí, con cuidado para no dañarla.
El doctor decidió que lo mejor era dejarnos a solas, o quería que miráramos cómo se alejaba por el pasillo. Le salió bien. Miramos intentando adivinar su culo.
– ¿Cómo te encuentras?
– Agotada.
– ¿Desde cuándo jugar a los médicos te cansa? Dime que te ha examinado a fondo.
Reímos juntas. Siempre reímos, porque es mejor que llorar, y porque teníamos motivos. El tabaco al final no la mató. Pero también podemos hablar en serio. Totalmente en serio la exigí que se viniera conmigo a casa para poder cuidarla y que olvidara al gilipollas de su jefe, que además de romper con ella, la despidió.
– Me he comprado unos puños americanos más bonitos…
Ana no quería que la vengara. Así es ella, demasiado buena, y yo que no puedo decirla que no…
Los días pasaron entre caricias, caricias en las sábanas, porque a ella siempre la permitiría dormir conmigo, caricias en la ducha, caricias mientras comíamos helado frente a la pantalla… Temía que Ana se recuperara y marchara, pero si lo iba a hacer, quería que recordara lo bien que podemos pasarlo juntas.
– Esta noche salimos –anuncié.
– ¿De caza? –preguntó traviesa.
– Nos traeremos una buena pieza, te lo aseguro.
Vestida para matar, como iba Ana, nadie se nos podría resistir. A mí me costaba no arrancarla la ropa y dejar de lado los planes. Me convencí de que si no era ahora, sería luego. Solo tenía que esperar un poco.
– ¿Qué te parece ése? –me preguntó Ana señalándome con la mirada a un candidato que estaba al otro de la barra.
– Psa. No está mal, pero me apetece algo distinto. ¿Y ése?
– Se llama Nicolai y ya te acostaste con él. Dijiste que no dio la talla.
Por eso no lo recordaría.
Descartamos unos cuantos hasta que lo vi.
– ¡Lo tengo! Mira, no me digas que no es perfecto.
– ¿El doctor?
– Vamos, que necesitamos una cura de urgencia.
III
Por Maximilian Sinn
Un día como cualquier otro, salvo que al terminar mi turno sentía la necesidad de salir a perderme en el fondo de algún vaso de Jack Daniel’s. Hay veces que se encuentran cosas maravillosas… voces, recuerdos, rostros… pero otras veces no hay más que dos cubitos de hielo a medio derretir. Necesitaba olvidar aquel diagnóstico fatal, necesitaba borrar de mi retina aquel rostro desolado por el comienzo de su última cuenta atrás… Así que salí a buscar en el alcohol algo que me hiciera sonreír, salí a jugármela con mi subconsciente.
Esta vez decidí no ir al mismo sitio de siempre, no quería ver el camarero de costumbre, ni apoyarme en esa barra de bar que me conoce mejor a mí que yo a ella. Así que busqué un sitio diferente y encontré un local (siempre encuentro uno) que me parecía lo suficientemente decente como para entrar y a la vez lo suficientemente cargado de vicio como para no querer salir. No me preguntéis cómo se llamaba porque no me acuerdo. Tampoco me acuerdo de cuántas copas me tomé hasta que los dos cubitos de hielo se transformaron en los rostros de aquellas dos mujeres en la otra punta de la barra.
Estaba lo suficientemente tocado por el whisky como para pensar que las conocía y lo suficientemente ilusionado como para pensar que me sonreían. Pero el alcohol no tenía nada que ver. Las conocía… Y sí, me sonreían.
(Si esto fuera una película americana ahora vendría un corte de escena y en la siguiente estaríamos hechos un nudo de seis cuerdas en la cama de alguna de ellas. Pero esto no es una película, ni estamos en los EEUU… Esto es real, esto es España, y me lo tengo que ganar).
Intentaba adivinar de qué las conocía mientras me acercaba… Y cuánto más se encogía la distancia entre nosotros más imbécil me sentía, porque eran preciosas… y porque no lograba acordarme. Me hicieron un favor al adelantarse diciendo «hola, Doctor» casi al unísono porque logré rescatarlas de esa laguna cerebral mía llamada olvido justo antes de inclinarme para darle dos besos a la rubia. Cuando mis labios se estrellaron contra sus mejillas recuperé su nombre, estando tan cerca reconocí su rostro, estando tan cerca… vi los puntos de sutura que yo había creído necesarios para que la cicatriz no fuera tan visible.
Se llamaba Ana y parecía alegrarse mucho de volver a verme. Joaquín diría «dos pupilas que me tratan bien»… Desprendían la dulzura propia de los cruasanes recién hechos mientras me escrutinaban. Lo cierto es que hacía mucho tiempo que no me sentía tan desnudo. En cueros, pero en buenas manos. Sin embargo no era el único que gozaba de esa dulzura. Porque estando en el hospital… prefirió llamar a su amiga Henar antes que a su madre.
Henar era completamente diferente… morena, muy hispana, hablaba con un marcado acento andaluz, tenía «musho arte». Y al posar sus manos gélidas en mi nuca para decorar mis mejillas con su carmín sentí el deseo de notar esa frialdad en cada uno de los pliegues de mi piel.
Ana olía a perfume de verano y vino tinto, Henar desprendía una mezcla de crema hidratante y marihuana. Entre las dos sumaban los cuatro olores que más me gustaban. Mi mente se había convertido en una máquina de matar, la entrepierna no me dejaba palpitar y la boca… se me había hecho agua. Ana me miraba a mí de la misma manera de la que yo miraba a Henar, yo notaba las pupilas de Ana, Henar leyó mi mente… y nos miraba a los dos.
Se alinearon dos rondas de alcohol y sinceridad, el peso de todas mis noches solitarias, el corazón roto de Ana, los brazos abiertos de Henar y una canción que nos sabíamos los tres para convertirnos en una constelación en el firmamento del placer…
Las miradas de Ana terminaron cumpliendo su propósito y mis pensamientos fueron un libro abierto para las miradas atentas de Henar.
Lo cierto es que pensaba tener una relación sexual dominante, pero estaba en minoría y cuando me di cuenta estaba tumbado boca arriba en el colchón de Ana completamente desnudo intentando distinguir unas caricias de otras. Henar había apagado la luz, así que lo único que me orientaba eran sus ruidos llenos de vicio mezclado con placer, sus risas y sus fragancias. Dejé de buscar una orientación para que me convirtieran en su juguete… Y se sabían todas las jugadas. Y las trampas también.
Me hicieron sentir como una novela virgen que experimenta la primera lectura de unas editoras expertas dispuestas a moldear cada una de mis líneas a su antojo y convenir. Me hicieron quererlas con la voz, después con las manos. Me dieron de beber del mar que encerraba cada una de ellas entre sus muslos. Y yo… las bebí a sorbitos para que no se gastaran del golpe. Se pusieron de acuerdo para convertir mi parte más íntima en un lienzo al rojo vivo para sus labios húmedos y sus pinceles carnosos… Mientras sus bocas me llevaban a otra dimensión, yo manipulaba la superficie de sus pezones endurecidos con manos temblorosas, pero llenas de determinación y dirigidas por la necesidad de complacer en cuerpo y alma a esas dos mujeres…
El paraíso terminó siendo un sitio terrenal en la oscuridad del dormitorio de Ana, y había dos puertas para entrar… Ambas se abrieron para dejarme volar, ambas me dejaron entrar para ser un dios, ambas me rebautizaron con mil nombres mientras las cruzaba… Visité el Edén, y regué dos flores para dejarlas en su sitio, besé sus pétalos y me abrazaron para quedarme dormido agarrado a sus raíces…
Me desperté demasiado tarde para darles los buenos días ya que era mediodía, y muy temprano para decirles “adiós» porque todavía estaban dormidas. Así que antes de irme les dejé una nota en la mesilla de noche:
Si para llegar al infierno había que hacer cola…
me acabo de adelantar;
Y si el cielo es un sitio prohibido…
me habéis dejado entrar.
Maximilian
Me fui de la cama de Ana y los brazos de Henar sabiendo que ellas salieron esa noche para olvidarse de los reveses de la vida, y que yo me había entregado a la oscuridad para desterrar el recuerdo de Caronte. Creo que nuestro encuentro terminó siendo el resultado de dos duelos:
El suyo con la vida, y el mío con la muerte.
Y el que no amaba… moría.
Pero nosotros…
resucitamos.
FIN
Después del secuestro, como prometí, devuelvo a Ana y Maximilian a sus respectivos hogares tras un trabajo bien hecho. Están en perfecto estado. Pueden comprobarlo haciéndoles una visita.
A Ana siempre la podéis encontrar en Reflexiones al borde de los cuarenta. Os recibirá con una sonrisa.
Para hallar a Maximilian basta con que llaméis a la puerta con un letrero que dice «Hazme poeta«.
Reblogueó esto en Reflexiones al borde de los cuarentay comentado:
Extasiada no, lo siguiente!
Reto de Henar en el que me he visto inmersa, y completada maravillosamente por la niña malvada y el poeta Evaristo.
Lujo de los que hacen historia!!
Gracias a los dos por este despertar.
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Extasiada no, en las nubes, que a mí me pasó lo mismo.
Creo que él también te devolvería las gracias y añadiría un «por hacerlo inmortal».
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Inmortal lo habéis hecho vosotros nena!!!
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No te quites mérito, que aquí todos hemos cargado piedras para hacer este monumento.
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Madre mía qué lujo sois por dios!!! Me he quedado muda. Gracias, gracias, gracias, gracias!!!!!
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Ni un solo gracias más o te volveré a secuestrar. Si te quedas muda, la mordaza no hará falta.
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Gracias….:-P
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Te aviso de que voy, para que no te sorprendas de golpe atada a una silla.
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Sorpréndeme!
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Hoy ya has tenido tu sorpresa, y no creo que lo pueda superar.
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Siempre quiero mas….
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Traviesa y provocadora.
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Perfecta simbiosis; tres estrellas en un cielo terrenal.
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¿Has visto cómo brillan este par? Bueno, si lo has visto ahora estarás cegado. Toma unas gafas de sol y tumbémonos en el capó de mi coche.
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En el capó con el frío que hace? Será mejor dentro pero con las gafas, que me deslumbras igual.
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El capó no está frío. El motor está calentito. Y tenemos dos soles para broncearnos.
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Tres soles más bien pero temo quemarme con tanto sol calentito.
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¿Los astros podéis abrasaros unos a otros? Llevaré crema de protección 70.
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Con tanta estrella puedo estrellarme
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Que va. Esto es una galaxia en armonía. Como mucho te puedes encontrar con un agujero negro.
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Una gran historia, llevada por tres grandes frente a una pantalla, cada uno con su punto de vista, imprescindible. La colaboración ha resultado estupenda. Un gran trabajo. Enhorabuena!
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Dos veces «gran» y un «grande». Ya sé qué te voy a regalar por este comentario: un diccionario de sinonimos. No, no lo voy a hacer, simplemente te daré las gracias en nombre del trío.
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Regálame un gran diccionario de sinónimos. Si no, no me sirve de mucho.
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¿Las gracias no te sirven? Haré una recogida de fondos para comprártelo entonces. No, no lo voy a hacer.
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Las gracias me sirben, pero para aprender a escribir no da demasiado, la berdad
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Yo te enseño. Escrivir es con «v».
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Gracias, seguiré por aquí para aprender
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Pelota
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Se lo dices a Óscar, ¿no? Qué preguntas más tontas me hago. Pues claro. ¿A quién si no?
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Por supuesto, el pelota oficial del reino 😀 😀
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¿Y en este reino, tú qué eres? Para rebatirlo, más que nada.
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El Rey, por supuesto.
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Lo imaginaba. Bueno, como me has pillado recién levantada, no tengo ganas de desmentirlo.
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jajaja
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!!Muchas gracias Óscar!! Saludos
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¿Tu me quieres? No te alejes
¿Tu me buscas? No te olvido
Vuelve pronto ¿Estas perdido?
Solo estoy caminando, solo
No te vayas, ven conmigo
¿Y si vuelve?
No olvidaré que has venido
Besos a tres bandas
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La madre que te parió, Margui. Eres la guinda de este pastel por capas. Estoy pensando… ¿Ana sería el chocolate?
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Chocolate del fuerte, tu el licor que todo lo impregne y a vuestro amigo como no lo conozco ya lo dices tú
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Chocolate como el suizo, pero mucho más rico al ser de La Asturiana.
Yo… Sí, me gusta emborracharos.
Él es la manzana, pero si hablamos de tartas… No sé… Algo exótico.
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Justo la manzana, la prohibida.
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Por aquí hay muchas tentaciones…
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Buuuuffff hago una tarta de manzana con licor de morirse Jjj, pasaría el chocolate por leche condensada
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Que te tienta ?
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Ahora me estás tentando tú con esa tarta.
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Y volvemos a la manzana, fruta de tentaciones
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Menudas pájaras que estáis hechas
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Qué ataque más gratuito. 😉 ¿Al caballero no le vas a comparar con otro animal?
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Otro pájaro, también. No es ataque, en realidad. Me gusta que lo paséis bien.
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Pío, pío, pío… O lo que es lo mismo: hay que procurar pasarlo lo mejor posible, aunque de por sí escribir es divertido, más aún hacerlo en compañía.
Sí, maja, con tres «píos» he dicho todo eso.
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Espectacular historia, fantástica, he de reconocer que las tres historias son muy buenas pero Maximilian lo ha bordado ha mezclado sensualidad. sexualidad y poesía en tal grado que no sabes discernir donde acaba una y empieza la otra.. Felicidades a los tres. 🙂
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¿Has visto? Me gusta rodearme de gente con talento.
En el caso de Maximilian, pensé en él por ese motivo, que aunque su estilo tira más por la poesía, sabía que nos ofrecería un buen cóctel narrativo.
Gracias, Antonio.
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Pues has escogido a la perfección, porque a quedado de lujo.
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Quizás deje de escribir y me haga ojeadora…
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¿Y que vas hacer con la tinta que te corre por las venas? ¿Vaya un desperdicio dejar que se seque no crees?
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¿Tengo tinta en lugar de sangre? ¿Cómo lo sabes? ¿Me has clavado una jeringuilla mientras dormía? ¿Si se seca muero?
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Solo aquellos que tienen un don especial para escribir tienen tinta en las venas, no necesito clavarte jeringuillas, entre otras cosas por que aún no nos hemos conocido en persona. 😉 Así que ni dormida ni despierta.
No creo que te mueras te pasara como a los árboles se te ralentiza la creatividad como a los árboles la savia y el periodo de crecimiento. 🙂
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¿Quieres decir que cuando nos veamos tienes intención de clavarme una aguja? Así me dan muchas más ganas de conocerte.
Hace tiempo perdí la esperanza de seguir creciendo, y solo quería unos pocos centímetros más.
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Espero que podamos llegar a conocernos claro que si, cuando? No lo se aún, pero cuando pase el frío quiero salir un fin de semana fuera y quien sabe que rumbo tomare.
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Ya me dirás si la brújula te trae hasta aquí o acabas perdido.
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Si lo sabrás en caso de que así sea.
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Esperaré a que le lechuza me avise de que te dejan salir de Hogwarts.
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Lo peor es atravesar el bosque encantado, pero si lo consigo estaré encantado de haberlo atravesado.
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Te has colado. Era el bosque prohibido, pero el juego de palabras te ha quedado muy chulo.
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Inmenso,me ha encantado.Saludos
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Gracias y saludos de parte de los tres. No es que los haya despiezado.
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Genial Mezcla de características que unidas han resultado un surtido relato
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¿Qué es lo que tengo? Que tengo de to’. Tengo artistas en mi círculo (la caja redonda de galletas, que las abuelas usaban de costurero).
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To to y to. Supongo , incluso las galletas
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Tengo galletas, tengo chopitos, tengo…
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Vamos, pon un puesto en la playa. Seguro que triunfas.
Sobretodo tienes arte 👸 (princesa)
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Eso ha dicho el poeta que tiene Henar, pero es otra, yo no soy andaluza ni tengo la playa cerca para montar un chiringuito.
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¡Epaaa! Al menos (lo digo con pura envidia) este ménage a tròis nos ha regalado un excelente terceto de textos. ¡Gran obra! y uhmmm 😛
Besos lascivos
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No me digas, Vero, que quieres apuntarte. Estoy molida, pero si es por ti… donde caben tres, caben cuatro. Oye, ¿te imaginas una orgía literaria? ¿Por qué me provocas estos pensamientos? Ah, sí, los besos.
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Y bué (se conforma) si mi dotes sólo alcanzan para la literatura, no me quedará otra que resignarme (¡mentira! no me resigno) 😉 😛 Y aceptar, claro.
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La literatura demuestra que tienes los dedos hábiles, además de la mente. Me importa más lo primero. Vete desnudando. 😛
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Jajajajaja… La distancia hará que nos especialicemos en sexo tántrico. 😉 (Desfilá pa’l fondo)
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Dime que al fondo hay un baño. Desde este comentario ha pasado tiempo y tendo pis. Luego seguimos donde lo hemos dejado.
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Geniales los tres!!! Muy bien unidos, espectacular!!!
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Las exclamaciones le dan incluso más alegría a este comentario. ¿Has estado jugando con pegamento?
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Jajaja, noooo, besitos guapa!
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¿Haciendo amigos nuevos?
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Ya los conocía de antes, pero… ¿qué demonios hago dando explicaciones a tus celos?
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Ves como en el fondo me quieres?
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Fondo, fondísisimo, sí, a lo mejor, o no.
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Yo se que sí mi pequeña cabrona.
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¿Y sabes que a veces también te quiero estrangular?
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¿Te va el BDSM?
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No, no me va. No es el plan sexual, es más a lo Homer y Bart Simpson.
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Entiendo. Y entiendo perfectamente que me quieras estrangular.
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Siendo comprensivo me dan más ganas.
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Que gusto es leerte siempre Henar, besos grandes 🙂
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Menos mal que has mandado besos grandes para repartir entre tres, que supongo que también has gustado de leerlos a ellos.
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Los 3 habéis estado increíbles, pero jajaja he sido algo tacaña porque cierto repartido entre los tres… besos, rebesos y remuackssssss.
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¡Me pido los remuaks!
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Todo tuyos Henar 🙂
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Voy a necesitar más seguramente. Ya te los pediré.
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Cuando quieras te extiendo receta, que yo soy una cariñosa que me gusta achuchar 🙂
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El doctor me ha dicho que al menos necesito cuatro al día y que puedo abusar de la dosis cuanto quiera.
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Jajaja pues tu abusa que yo con 3 niños, piscis, romántica y al cuadrado en cariñosismo soy de las que parece un besugo con los besos hasta de abuela 😉 te mando una dosis de REMUACKSSSSSSSS.
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Me ha divertido imaginarte poniendo morritos.
Estoy con mono esperando mi siguiente chute.
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Jajaja sin problemas más morritos lleno de besos de todos los tamaños y colores!!! Muacksss.
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Dime que hoy te has pintado los labios de rojo azabache. Me apetecen besos de ese color.
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Otra dosis de guapa por aquí !!! voy y me los planto en na´;-) besisssssssssssss.
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Más, quiero más. 😉
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ACHUCHÓN, RE-ACHUCHÓN Y BESOS DE MUACKISSSSSSSS A TODO COLOR.
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Menudo colocón. Cuando se me pase querré más.
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No sé si te llegaron las dosis de besos pero pásate por mi blog que apliqué una dosis de cariño extra por ser tan genial, besos.
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Más droga amorosa. Mmmm… En cuanto pueda voy.
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Reblogueó esto en hazmepoetay comentado:
Esto es lo que ocurre cuando dos mujeres (Ana y Henar) secuestran a un poeta y a su libreta para escribir un relato a tres voces… La narrativa no es mi terreno pero no iba decir que no (además… me dijeron que tenía libertad de movimiento y de expresión), así que después de leer sus relatos (la primera parte es de Ana, la segunda de Henar) me he sentado en mi cafetería favorita y me he puesto las gafas de sol para que no se me viera la cara de sinvergüenza mientras escribía el final de la historia…
Un aviso: Si crees que el placer es pecado no lo leas, si crees en dios no lo leas, y si crees que donde hay dos no caben tres no lo leas.
Espero que os guste, lo hemos escrito con mucha ilusión, saludos a todos.
Ah… Y si hay niños delante… que no lo vean 😉
Espero que os guste, lo hemos escrito con mucha ilusión, saludos a todos
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Me ha enamorado…..no digo mas!!
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Enhorabuena, Evaristo; has bordado la historia tan bien tramada por ellas de una foma magistral, con delicadeza y poesía. Has sido la manzana que remata y adorna la tarta.
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Muchas gracias!! La verdad no sé qué decir aparte de gracias… Sigo en el Edén… Todavía no he salido de allí..
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He comenzado a leerlos y sólo te diré que me encantaría hacerlo tan bien como tú. Lo que no puedo es dar me gusta conforme los voy leyendo. Saludos de enhorabuena.
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Perdón, te ha ido un comentario por error.
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Maximilian no es tan curioso como yo. ¿Para quién iba ese comentario?
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Para Alvaro.
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Podías haberme dicho Pepito.
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Wow, me han dejado sin palabras, qué maravilloso trío de escritores y qué sabroso Ménage à trois, se antoja, pero me gustaría al revés, dos hombres y… una mujer
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Llego un pelín tarde, pero igual agradezco tus «sin palabras».
La verdad es que a mí también me intriga como sería dicho trío. Quizá algún día…
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Un guión para AlejAndro Iñárritu.. Mejor que el de » Babél» de Guillermo Arriaga. Un trío perfecto.
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Voy a hacer que soy tan culta como tú y que sé de lo que hablas. Gracias por el cumplido.
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Ademas de ser cultas ,tu y yo..somos las dos múy amables y simpáticas. Un beso culto( para seguir el ritual de WordPress)
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Creo que me ganas en todo, pero me halaga que me creas de tu grupo. Besos tradicionales.
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Nítido. De show. Me encanta como los tres han creado una historia que fluye como si la hubiese escrito uno solo. Eso no es facil conseguirlo, teniendo un estilo diferente los tres. Felicitaciones a los tres. Magnífico trabajo. Ah! Gracias por presentarme a Maximilian. Excelente.
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Maximilian, Mel… Ale, podéis daros dos besos. Me gusta que gente con talento se conozca.
Aquí donde los ves a los dos, hacen la tarea de escribir fácil.
Muchas gracias.
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A ustedes por escribir así de bien. Es un gozo leerlos.
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El gusto es nuestro, de que tengamos lectores tan amables.
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Ah, que linda. Besotes, maja!
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Abrazos, cielo.
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Oye Henar… Gracias por darme la oportunidad de salirme de mis versos y por confiar en mi. Sigo leyendo los comentarios de la gente sin saber qué contestarles a parte de «gracias». No estoy acostumbrado a tanto revuelo. Gracias Henar y gracias Ana… Y gracias a todos vosotros que lo habéis leído…
Un abrazo
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No acepto las gracias, más que nada porque deberías ser yo la agradecida de que hayas compartido conmigo tu impresionante habilidad con las palabras. ¿Los paparazzi dejaron de acosarte?
Otro abrazo. A este invito yo.
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Me habla de habilidad cuando no sé hacer ni un Haiku…
Y si, la cosa se ha calmado. Fueron tres días de locura que estuvieron muy bien.
Gracias por el abrazo, te apunto un beso (con letra de médico para que nadie lo entienda)
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Si no haces un haiku, es porque no te gusta que las sílabas sean tus carceleras.
Saca el talonario de recetas, que me encuentro mal y creo que voy a necesitar besos o abrazos ilegibles cada ocho horas.
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La primera frase me va servir como excusa perfecta para no aprender a hacerlos (me conozco).
Y la segunda… He decidido recetarte con cuadernos Din A4… Caben más besos y abrazos de esos. Espero así que te mejores
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¿Y no tienes de Din A1? Cachis…
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Estoy yendo a la librería… Pero también tengo cinta adhesiva para pegar hojas. Por si acaso allí no tengan de ese tamaño…
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Con cinta se convertirían en besos amordazados y abrazos atados. Habrá que conformarse.
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Tienes razón con lo de los besos y abrazos, muy buena ésa, no lo había visto así.
Pero con lo de conformarse no me conformo.
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¿Y qué vas a hacer al respecto? ¿Piensas inmovilizarme?
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Cloroformo…
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Es un cuento chino de las películas. No funciona. Tendrás que pensar en otra cosa.
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Está bien. Además… te prefiero consciente.
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Pero consciente, no dejaré de revolverme.
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Mejor… No soy araña, no me gustan las mosquitas muertas, me gusta devorar las presas vivas
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Me ha encantado la historia, ha sido genial y el doctor tenía una pinta estupenda, me han dado ganas de catarlo a mi también. Enhorabuena a los tres, una historia muy bien enlazada que aunque tienen pequeñas variaciones de estilo, se complementan a la perfección.
Solo puedo decir que me ha gustado mucho.
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Ven, Sensi, que te hacemos un hueco en la cama. 😉 Después de este comentario es lo mínimo.
Voy a por una bebida energética para el doctor y listo.
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Jajajaja, pobre doctor.
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¿Pobre? Debería estar encantado.
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Pues entonces que tome vitaminas.😀
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¿Y para las agujetas? Ah, esas se quitan con más ejercicio.
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Reblogueó esto en Los Reblogueos de etarragoy comentado:
Un precioso duelo entre gente de poderosa … de las letras anónimas. Brillante.
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Muy bueno. Por momentos me sentía dentro de la escena. Disfrutando de ella.
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Muchas gracias en nombre de los tres. Estamos contentos por saber que hemos hecho bien los deberes. Saludos
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Mmmmmm, tengo una confesión que hacer… estoy un poco mareado por la pérdida de sangre 😩
Muy bueno!!!
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¡Doctor, rápido, una transfusión! No le deje morir antes de que le demos las gracias.
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Espero que te hayas recuperado!! Muchas gracias
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¿Ese es el consejo del médico? Normal que tengas que ir al bar a olvidar todos los pacientes que se te mueren.
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No se mueren por mis consejos… Vienen moribundos, lo que pasa es que hasta que no se lo digo no lo saben.
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Típico. El médico lavándose las manos y echando la culpa al paciente.
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Me lavo las manos, pero no en inocencia. Y no es que les eche la culpa, pero mía tampoco es… Nos vemos en el bar 😉
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¿No te lavas las manos con agua y jabón como las personas normales?
Ya estoy en la barra esperándote.
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No… En la clínica tenemos un líquido desinfectante. Y contiene alcohol… De ahí que siempre termino mirando cubitos de hielo.
Pídeme un whisky doble, que ha sido un día largo
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Solo te lavas en la clínica, entiendo. Pues muy mal, que luego las manos van al pan.
¿Qué tal la resaca? Que, como te invité, fue garrafón.
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Sí… Sólo en la clínica. Apenas paso por casa, a veces duermo en la morgue.
La resaca bien, podría haber sido peor… Nada que no solucione otro chupito de whisky, ya sabes… para reequilibrar el nivel de glucosa
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Me quito el sombrero, y no es metafórico, que suelo llevar. Enhorabuena a los tres, a las dos ángeles ¿o demonios? y al afilado estilete de la pluma de Evaristo. ¡Esto es escribir, y no mis pobres intentos!
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He curioseado para poder quitar fundamento a tu última frase y he salido satisfecha. Ahora entiendo que es humildad, porque de pobre tienen poco tus letras.
Muchas gracias de parte de los tres, aunque no sé si ellos llegarán a enterarse. Me quedo yo con el placer de haberlas recibido.
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Favor que me haces, Henar. Gracias por tus palabras, que me incitan a seguir por este camino insondable de la escritura, si no son fruto de una equívoca cortesía, que espero que no. Deseo que, aunque no sea personalmente, lleguemos a conocernos a fuerza de escritura desbordada.
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¿Cortesía? ¿Qué es? Es serio, podía haber ignorado esa parte, pero ya ves, soy curiosa (dato para que me vayas conociendo). Nos seguiremos los pasos.
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Corte-sía? ¿que qué es? Como diría Gustavo Adolfo, cortesía eres tú… jajaja. Nunca me he parado a pensarlo; una palabreja que sale así, sin más… pero ahora que lo preguntas, supongo que es algo así como un corte de mangas, pero en fino. Y la palma se la lleva si además, es equívoca. Vamos, como si fuese fruto de un error, u horror, que de todo hay en esta viña mal llevada
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Por cómo sonaba me imaginaba que no podía ser bueno. La falsedad disfrazada de «educación», digamos.
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Perdona Henar; cuando dije que esperaba que tu comentario no fuera fruto de una equívoca cortesía me refería a que deseaba que lo que dijiste no era por quedar bien. La explicación sólo fue pura coña, que espero no te haya ofendido. Si ha sido así lo siento, en ningún momento ha sido mi intención.
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¿Por qué crees que me he ofendido? Quizás mi último comentario fue corto y me dio aspecto de borde. No era mi intención. No sabía qué más decir. Tu explicación era buena. Había poco más que añadir, teniendo en cuenta que está claro que no soy una bienqueda.
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Bueno, bueno… me gusta cómo piensas…
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Muchos puntos suspensivos…
Gracias…
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Pingback: Republishing: De la cuneta al cielo | Pensando en la oscuridad
Me quedó con las tres historias. Lo haces de una forma excepcional que atrapas de principio a fin. Las disfruto.
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En ese caso, te atraparon Ana y Max. Digo yo que, después de divertirse contigo y tú con ellos, te soltarán.
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Eso esta de lo mejor.
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¿Verdad? Todos los secuestros deberían ser así.
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