Qué poquito me gustan las despedidas

– ¿Y por qué no te vas a tomar por culo sin decir nada?

Pero qué borde eres, jodida voz de mi cabeza.

No puedo irme sin más y dar pie a las especulaciones:

– ¿Has visto que ya no publica? Pues he oído que, al fin, la encerraron en un psiquiátrico. No creo que consigan curarla.

– Imposible. A Henar no la pillan ni loca. Mi primo me ha contado que la policía estaba cerca y decidió fugarse del país. Se sometió a cirugía estética y ahora, además de tener unos morros carnosos, lleva una pequeña organización criminal en México.

– Que no, chavales. Estáis equivocados. Resbaló con una caca de un perro y se abrió la cabeza. Descansa en paz y nosotros también ahora que no está.

Pocos, muy pocos, serían buena gente, y en lugar de chismorrear, se preocuparían por mí.

– Espero que no le haya pasado nada, que todavía me debe 20 euros.

– ¿Qué dices? ¿Henar ha desaparecido? ¿Y ahora quién me comprará tabaco con el dinero que la prestan?

Qué maja es la estanquera.

Sed vosotros también simpáticos y echadme de menos, o fingid. Hacedme feliz mientras me alejo. Después podréis hacer la fiesta. Tendréis lo que queda de mes para recoger el estropicio, los vómitos, los vasos rotos, la lencería y demás, porque luego regresaré y espero que todos sigáis en vuestro sitio.

Me retiro porque abril está resultando un mes de emociones fuertes, y yo soy débil. Me dejo corromper. Sucumbo. Me gusta, aunque me nuble el juicio y la imaginación. Mi mente ahora pasa de inventar, prefiere divagar entre los brutales recuerdos del concierto de Gritando en silencio y Carroña del pasado sábado, o viajando hacia el futuro. Cae en este cercano jueves, en la gala de entrega de los Premios 20 Blogs, flipa aún porque seamos finalistas, y se pregunta si para entonces habremos recuperado la voz. El bombardeo de pensamientos no cesa y no cesará hasta que el agotamiento en el festival, en el Viña Rock, diga que hasta aquí. Ya os contaré si abril o la caca de perro no me matan. Si pasa, va a estar jodido que lo cuente, pero prometo que lo intentaré. Puede que os llegue un mensaje desde el más allá. Sabed que es mío y que seguramente en él os pida que borréis mi historial. Quizás también os suelte alguna cursilería, así como que viváis por mí, que disfrutéis tanto como servidora o más, porque seguiré a vuestro lado viéndoos y leyendo cosas mejores que esta, que os espero impacientemente, que… No me lo tengáis en cuenta, que estaré muerta.