Y el ganador es…

Anuncié que marchaba por unos días y aquí estoy. Para que veáis lo que vale mi palabra. Nunca os fiéis de mí. Soy volátil e indecisa, y esto provoca repentinos cambios de opinión en mi organismo. Sin embargo, esta vez regreso por un motivo, por uno muy bueno.

No sé si quedará alguien que no sepa que el jueves era la gala de los Premios 20Blogs. Me extrañaría con la brasa que he dado. Por si las moscas y porque me encanta repetirlo, diré que debía asistir por el gran logro de ser una de los finalistas.

Así pues, a las 17:15 partíamos rumbo a Madrid con los nervios ocupando el asiento de atrás del coche. No preguntéis qué llevábamos en el maletero. Venga, vale, os lo cuento: en el compartimento de la rueda de repuesto, por si la guardia civil nos paraba, dificultárselo un poco, habíamos escondido un puñado de… Tranquila, mamá. No era para traficar; era para consumo propio. Íbamos a conocer a cinco blogueros de esta comunidad y teníamos guardada la confianza, droga peligrosa donde las haya, de que serían tan simpáticos como por escrito. Lo fueron. Martes de cuento eligió bien y no se coló ningún psicópata, excepto yo, claro. La organizadora, Margui, Óscar, Sensi y Evavill nos ayudaron a enterrar los nervios. No les importó mancharse las manos. Buena gente. Buena conversación y risas en un bar cercano al Caixa Forum. La recepción se retrasó y pudimos disfrutar de ellos más tiempo.

A las 20 y pico, que no miré la hora, estábamos enseñando la invitación y paseando por la alfombra roja. Lo último solo ocurrió en mi cabeza. No había alfombra, pero sí se respiraba talento en el ambiente. Entre talentosos mortales caminaban asistentes como Martín Barreiro, hombre del tiempo de RTVE, Guillermo Campra, actor de la serie Águila Roja, Mar Montoro, del programa de radio Ponte a prueba, o Mar Amate, de Cadena 100, de Buenos días Javi y Mar, que igualmente fueron quienes entregaron los galardones en distintas categorías, junto a otras eminentes personalidades.

Era la hora de abandonar las bebidas que nos ofrecían y pasar a tomar asiento en el auditorio.

Wifi, bien, que a dos pisos bajo tierra, no había cobertura y yo quería subir esta foto a Facebook para dar envidia y pasar el rato en lo que Frank Blanco aparecía para presentar la gala. Éste en breves daba paso a Arsenio Escolar, director editorial de 20Minutos, que no nos hizo sufrir mucho a la espera de saber quiénes iban a ser los ganadores. Casi hubiera preferido que alargara un poco su discurso, porque la segunda categoría era la mía.

Ahí descubrí que, cuando se alcanza cierto nivel de sorpresa, el cerebro se desconecta. Da igual que le llegue un alto torrente sanguíneo provocado por un pulso aceleradísimo, que apenas supera las funciones básicas. En mi caso, solo repetía una advertencia: “Henar, por lo que más quieras, no tropieces a la que subes al escenario”. Coño, si hasta me iba sin el diploma. Joder, si hasta no sabía luego dónde estaba sentada. Debo dar las gracias a mi chico y a Martes por hacerme señas en la oscuridad.

Una vez pisados aquellos que estaban en mi fila y un pelín más calmada, pude encender otras emociones, aparte de la sorpresa, como la alegría. Y también me sentía agradecida. Me sentía de muchas formas. Me siento. Me siento en el sofá para no sentir que vuelo y así terminar de relataros el encuentro.

La gala no se hizo larga, a pesar de las terribles ganas de hacer pis. No debí tomar esa cerveza. Supongo que pude olvidarme parcialmente de escapar al baño, al ver cómo otros compañeros de WordPress ganaban, así como Martes de cuento en la categoría Cultura y tendencias, y Raúl, de La guitarra de las musas, en la categoría de Música. (Chus, tienes buen ojo.) También ayudó el cómico Nacho García. Las risas no perjudicaron mi estado.

Darle mi enhorabuena a Boticaria García, que fue la ganadora por excelencia de la X edición, por el mejor blog del 2015, y a Escuela de bonsái online, por el blog más votado. Para Arturo Pérez Reverte me ahorro las felicitaciones por ser la personalidad online, que ya estará acostumbrado a recibir premios.

Busca a Wally, digo, busca a Henar.

Después de esta foto pude salir a buscar un servicio a la desesperada. Un pis, lavar las manos sudadas y lista para el cóctel que nos ofrecían. Una gozada y sin preocupación por engordar porque con el trofeo se podían hacer pesas.

En resumen, que fue una noche de ensueño. Juró que me pellizqué un par de veces para ver si era real. Ahora lo he vuelto a hacer y duele.

No me queda mucho más que decir, bueno, sí, gracias. Gracias a Cristian, mi chico, que fue el que me impulsó a adentrarme en el bosque de las letras. A su lado no ha sido tan terrorífico. Gracias a Isabel, mi suegra, que demuestra que no todas las suegras son malas y no deja de demostrar interés. Es raro porque la gente prefiere tratar temas de conversación que consideran de mayor importancia, como que la Macarena va a teñirse el pelo de azul, que se han puesto a dieta para lucir tipazo en las vacaciones, que si la Paqui es una cabrona y esas cosas. Gracias a mi cuñada porque me da la gana. Gracias a amigos y familiares. Daos por aludidos porque no quiero hacer esto interminable. Gracias a esta fantástica comunidad que hemos formado, porque creo que os han visto y no querían a una horda (pequeña) de seguidores enfurecidos con antorchas, picos y rastrillos a las puertas del 20Minutos. Gracias incluso a los que solo me han leído una vez. Todos habéis colaborado para que mi afición por escribir se haya convertido en un vicio, una adicción sana al menos para lo físico, para lo mental no estoy tan convencida. Especialmente gracias al grupo 20Minutos, por la gran labor de reconocer el trabajo que se lleva a cabo en la blogosfera, más para el jurado, que a su buen criterio me eligieron. Este premio es vuestro, aunque me lo voy a quedar yo. Gracias.

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