De ti, para ti

Hace unos días, Junior, del blog con su mismo nombre, me otorgó el premio “Mujer 2016”.

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Bueno, en realidad, él creó la iniciativa, dejó que sus seguidores nominaran a las que consideraban merecedoras (gracias, torpeyvago) y después las votaran. Quedé tercera, después de serunserdeluz y salafrancablog. Todo un honor para mí, pero se sabe que yo no hago entradas de premios. Soy una desagradecida sin solución, en cambio, Junior es buen niño, lo sabe cualquiera que se haya paseado por su rincón. Allí deja que otros escriban y nos permite conocer sus pensamientos, siempre desde el respeto. Sí, somos de planetas distintos. A veces sus cualidades se me contagian y es, por eso, que busqué una forma de pagarle el trabajo que hace. Le pedí que me prestara sus palabras, lo que le diría a su persona del futuro, que es lo que está subrayado, para así mezclarlo conmigo y crear un relato. Esto es lo que salió, no sé si bueno, pero que sinceramente espero que le guste, que os guste.

 


De ti, para ti

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Hola, Junior.

Estarás sorprendido. ¿Y esta carta? Reconoces tu letra, pero no recuerdas haberla escrito. A decir verdad, has olvidado demasiado. ¿Cómo lo sé? Igual que sé que la respuesta que te voy a dar te va a costar mucho creer. Ya que yo no lo hago, por favor, te pido que pienses en grande, que no te conformes con lo que te han contado y, sobre todo, que no tengas miedo.

Papá y mamá lo tenían, te lo tenían, miedo al cambio, miedo a lo diferente, miedo a pasarlo mal, a que lo pasaras mal, y por eso, para protegerse, para protegerte, te mintieron. Yo dejé que lo hicieran. Creí que vivir una farsa sería mejor que la verdad que nadie entendía. Lo siento, aunque no me arrepiento. No son los remordimientos los que me llevan a confesarme desde el pasado, desde veinte años atrás. Es que ha llegado la hora. Ahora es necesario que sepas que nunca te caíste por las escaleras. No fue el golpe en la cabeza lo que te provocó la pérdida de memoria.

Será mejor que comience por el principio.

Muchas veces un gran cambio viene provocado por un gran bache. Es cierto que casi mueres, pero como ocho meses antes. Te han enseñado fotos del abuelo, te han hablado de él, del gran y valiente hombre que fue y de lo bien que os llevabais antes de que falleciera. Pecaron por omisión, pero con la buena intención de no hacerte más sufrir. Te libraron de la culpabilidad.

Sigue leyendo. No me haré durante más párrafos el misterioso. Aquí va el dato, al que no debes temer.

Era invierno y, aunque a mamá no le hacía ninguna gracia, te emperraste en que querías pasar el fin de semana con él en su cabaña de las afueras. Le aseguraste que no pasarías frío, que no te separarías de la chimenea, ni acompañarías al abuelo en sus paseos matinales entre los árboles. Cumpliste tu palabra a pesar de los consejos que la anterior noche te dio la sabiduría de su vejez.

No permitas jamás que nadie viva por ti, que nadie te limite.

Si hubieras hecho caso, hubieras hecho lo que querías, que era escuchar las batallas de antaño, no habrías estado dentro, durmiendo, cuando el fuego se descontroló, el abuelo no habría tenido que salvarte, ni ocupar tu sitio en la lista de La Parca.

Cuando despertaste en el hospital, cuando la primera pesadilla te liberó, tú ya sabías que los pulmones del abuelo no eran tan fuertes como los tuyos y que la intoxicación por monóxido de carbono se lo llevaría en dos días. Lo habías visto y lo padecías cada vez que cerrabas los ojos. No por ello, cuando ocurrió de verdad, dolió menos.

­– El abuelo querría que fueras feliz, que no te sientas mal y que, por nada del mundo, te dejes menospreciar. Te digo que, aunque los “adultos” muchas veces dicen lo contrario, la gente no es mala y conocer gente nueva es una de las mejores cosas que puedes hacer.

Papá no sabía por lo que estabas pasando. Tú le dijiste que estabas así porque, en el instituto, tus amigos te habían dejado de lado. Al contrario, lo habías hecho tú. Creías no merecer a nadie. Estabas irónicamente maldito. Jamás nadie viviría por ti, pero tú morirías por ellos.

Deduces bien si supones que no fue la última vez que predijiste la defunción de alguien de tu alrededor. Cada noche te atormentaban los fantasmas de los que aún estaban vivos. Pepe, el vecino que te cuidaba de niño, tendría un infarto el sábado. En dos semanas, a tu tía Puri le diagnosticarían un cáncer que la mataría en dos meses. Tu profesora de biología perdería a su hijo antes de que llegara a nacer. Accidentes de tráfico. Suicidios. Asesinatos. También muertes plácidas, pero igual de trágicas para ti.

Quisiste huir y mamá te dio la excusa perfecta.

– Aprovecha que es verano. Viaja más. Como te dijo tu padre hace unos meses, conoce gente. Sé menos tímido.

Lo tuyo no era timidez, era miedo. Era la impotencia ganando de día. Era tu detestada habilidad creciendo y haciendo que te perdieras por las noches en un deseo de no conocer a nadie más, ni a su muerte. Algo irremediable, pues hasta los desconocidos ya te hacían su visita.

Dos semanas estuviste encerrado en la habitación de un hotel y a punto de volverte loco. ¿Y si acababas con tu miserable existencia? Lo pensaste y repensaste, incluso deseaste ver tu rostro sin vida en uno de tus sueños. No ocurrió o no como esperabas. Intentaras lo que intentaras no ibas a lograr poner fin a tu tortura.

Voy a decirte algo que me costó aprender y que nunca debió desaparecer de tu cabeza. Afronta las situaciones cuando te vengan. Hazlo, ahora, en breves, cuando llegue mi petición.

Te aseguro que la soledad no es mala por mucho que te hayan dicho lo contrario, más bien es algo necesario en alguna etapa de la vida. A ti te ayudó a comprender que solo no ibas a hallar la salida a tu laberinto de problemas. Te armaste de valor y compartiste tu angustia al regresar a casa. Papá y mamá quisieron, pero no llegaron a creerte, no hasta que lo vieron con sus propios ojos. Los llevaste al parque para que fueran espectadores de cómo apuñalaban en un robo que salía mal al compañero de trabajo de papá. Entonces y solo entonces sí pudieron hacerse una ligera idea del tormento de lo últimos meses.

Discutieron contigo en un vano intento de convencerte de que lo tuyo era un don, no un castigo, y que podías usarlo para hacer el bien, para posponer el último aliento de la gente, para socorrer a quien lo necesitase. Te obligaron a escribir una lista con todas las fechas, con todos los nombres, menos los suyos, y uno a uno fuisteis casa por casa para advertirlos. No sirvió de nada, excepto para que todos te miraran como el bicho raro que eras, cuchichearan e incluso recibir amenazas. Tuvisteis que marcharos de la ciudad.

No sé cómo te encontró aquel neurólogo. A la familia os pareció como enviado del cielo para curarte. No era lo que buscaba, solo quería estudiarte, pero aceptó.

Finalmente añado que muchas veces perderse es la mejor manera de encontrarse. Lo que quiero decir es que sus tratamientos empiezan a dar resultados. Ya apenas sueño y sé que pronto dejaré de ser yo para ser tú, alguien que sufre cuando le toca de cerca la pérdida de un ser querido y no cada día. Dentro de poco no recordaremos nada. Estoy feliz por ello. Estaremos felices los dos por mucho tiempo, lo sé, al menos hasta pasado mañana.

Todo este rollo que te he soltado solo ha sido con la pequeña esperanza de que me hagas caso. Créeme cuando te digo que la persona que más quieres y has querido, la mujer de tu vida, va a morir atropellada a las nueve menos veinticinco de la mañana del jueves, mientras va al trabajo. Por favor, impídelo como yo nunca pude, y si no puedes, disfruta de estos dos días con ella, no discutas, no permitas que su ida te destroce, vive.

Atentamente,

tu yo más joven.

121 comentarios en “De ti, para ti

  1. Todavía no sé por qué me apego al ansia del conocimiento, como si fuese algo que necesito. Tengo, a veces, la impresión de ser un drogadicto. Insisto en la ausencia de necesidad real: es una necesidad que me he creado yo, una dependencia que naturalmente no existe. ¿Para qué quiero saber? Es mucho más sencillo ser un ignorante. ¡Dónde va a parar!

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  2. Que par!!!….muy bueno!!!, y felicitaciones Henar, un excelente relato que transmite muchas emociones, abrazos!!!
    Junior es un ángel, tiene un gran abrazo que traspasa el océano y nos abarca a todos, ojalá que alguno de ustedes pueda compartir con el, un cafecito o algún té, si están cerca en vuestra bonita tierra de España, ( vino no, porque tu te pones muy pilla cuando te ponen el vino cerca), jajaja… yo que estoy más lejos me conformo con la calidez de su alma…abrazos!!!

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  3. Ya que nunca agradeces un premio, te has explayado a tus anchas….🤔
    Muy bonito el relato, no podrías haber seguido la línea de Junior, porque es imposible que desnudes tus sentimientos igual.
    Tengo que felicitarte, porque has dado la contrapartida a sus consejos, Claro, dándole tu toque personal e intransferible.
    Escondía tras esa máscara, que te hace fuerte e invencible.
    Enhorabuena mujer y mujeres 2016.

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  4. Y yo que digo ahora?. La verdad el premio es, gracias a quien votaron. Las mujeres, se merecen todo los mejor del mundo, personalmente yo, si no fuera por la mía, no seria nadie y merecéis , este premio y mucho más. Ahora mismo, los pantalones, no se me caen, yo creo engordado unos kilos. Henar claro que me gusta y es un regalo precioso. Yo no me hubiera explicado, tan bien como tu. Has dado en el clavo. Me encanta leerte y más por esa rebeldía, a la hora de escribir. Muchas gracias y ven aquí muuuuuuuaaaaak , pero en la mejilla, como buenos amigos, de este mundo de Internet, que me da muchas alegrías. A pesar, que no estoy a la altura de mucho de vosotros.

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    • ¿Eres bajito o qué? Es broma. Quizá no nos llegues a la hora de escribir, pero nos sobrepasas con creces con tu forma de ser.
      También deberías hacer unos premios para el hombre 2016. Verías la cantidad de votos que tendrías por lo que te haces querer, cariño amistoso, claro. Abrazos.

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  5. Felicitaciones, killer!
    Julia Cameron aconseja hacer esto de que nuestro «yo joven» nos escriba (te vas en lágrimas… es aconsejable dependiendo de la sensibilidad de la persona, jaja). Maravillosamente tierno te ha salido, teniendo en cuenta la calidez de Junior, que sólo por pantalla se siente así, como «lo vemos».
    Abrazo a ambos. Felicidades!

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    • Buscando en Google a la tal Julia Cameron. Demasiado que leer. Eh, sí, supongo que es una buena idea para ver que no has conseguido nada de lo que querías y extrañar tiempos en los que no dolían los huesos.
      Sobre el texto, reconozo que he tenido que reprimirme para escribir, pero ha merecido la pena. ¿Qué pena? La alegría de haber hecho algo con tan dulce especimen.
      Muchas gracias, guapa.

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    • Jajaja. Que no dolían los huesos es cierto. Pero mira que uno puede sorprenderse! 😛
      Has hecho algo muy significativo para Junior. Y salió bien. Eso veo yo, al menos (cieguita todavía no estoy).
      Muchas de nadassss. Feliz noche buena!

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