¡¡Fiesta!!

¿Un miércoles? Hubiera preferido que cayera en sábado, pero así son las cosas. Hoy celebro la entrada número 150.
Que sí, que tenéis razón, que celebro por celebrar, pero lo necesito, porque la vida tiende a ser una mierda y hay que buscar pequeños motivos que nos alegren el día a día. Y hoy tengo una buena excusa: El pensamiento 150 será lanzado a la oscuridad. Es una metáfora que sonaba mejor en mi cabeza. Disculpen, el champán está haciendo estragos.
Posh esho, que mushas grashias a tos, pogque sus quero un montonasho y me animaish a a a a sheguig.
No voy a continuar con la etapas de la borrachera porque sería degradante. Eso sí, seguiré bailando, riendo como estúpida y festejando, porque no deja de ser un gran logro, con ayuda, pero principalmente mío. No me lo roben. Son mis autopalmaditas en la espalda, que me han dicho que me tengo que valorar más. ¡Qué tontería! Ya sé que soy la reos***. Sí, en el mundo real digo alguna que otra blasfemia. Antes de confesar otra estupidez por culpa de la burbujas en sangre, aquí lo dejo, no sin antes brindar por vosotros, y por mí. Chin-chin.