No estaba muerto estaba de parranda

El espacio de Chus

No estaba muerto estaba de parranda

Una vez que el Asesino que había intentando matarme abandonó el establecimiento donde me encontraba, solo pude alcanzar a decir a Robert con un hilo de voz que me inyectase el antídoto contra aquella mierda de veneno de abeja africana que aquel tipejo me había inoculado. Por suerte la ampolla con el antídoto que siempre llevaba conmigo no se había roto al caerme al suelo. Esta vez había estado cerca de encontrarme con la parca.

Ingrese en un monasterio cisterciense para desaparecer de la circulación una temporada y empecé a tramar mi venganza. Era la hora de acabar con todos mis enemigos de una vez y para siempre pero, primero, debía saber quienes eran y, después, encontrarlos. Durante mi estancia en el aquel lugar, mi testaferro Ana (también conocida por Anita Dinamita, una rubia despampanante que estaba locamente enamorada de mi) contactó con mi banco en Suiza consiguiendo la pasta…

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23 comentarios en “No estaba muerto estaba de parranda

  1. Querida Henar: ¿ves ahora como era acertado mi consejo para buscarte una doble para sustituirte y que la fama no te agobiase? Eso que yo pensaba que fuese tu doble en la vida y al fin su mayor provecho ha estado en la muerte.
    Tendremos que pagar los gastos de sepelio; lo merece la pobrecita. Luego hablaremos de tu nuevo look.
    En cuanto a los beneficios de tus libros, cuya venta se disparará, ya quedó claro en tu testamento: será Cristian quien los reciba. Le ayudará a soportar tu pérdida y encontrar alguien parecida a ti para emprender una nueva vida.

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