¿Yo, vaga? Que va…

Soy de esas personas de las que se pueden hacer chistes.
Henar es tan, tan, tan, vaga que…
… se levanta muy temprano, para tener tiempo de no hacer nada.
… que va a cazar caracoles, y se le escapaban de las manos.
… sueña que duerme.
… descansa por el día para dormir bien por la noche.
… para apagar la luz, llama a los bomberos.
… de no moverse, echó raíces.
… cuando muera, sus amigos escribirán en su lápida:
“Aquí continúa descansando…”
… al despertar del coma, quería dormir cinco minutos más.
… con tal de no masticar las albóndigas, las pasa por la licuadora.
… ama a su casa tanto como a sí misma.
… si ve a alguien descansando, lo ayuda.
Soy tan vaga que, puf, paso.
Es una exageración, pero sí, no me gusta demasiado moverme, ni hacer ejercicio, ni…

Adoro mi sofá. Ya lo he dicho antes, pero lo reivindico. En la escala del amor primero está mi pareja, luego la familia, el sofá y por último los amigos. Por supuesto que va antes que mis amigos. Sé que puedo reemplazarlo por otro nuevo y a los amigos no, ¿o sí? Bah. Da igual. Los amigos deberían ser más importantes, pero no siempre están. En cambio llego a casa y me encuentro a mi amado sofá, esperándome, cómodo, agradable y nunca discutimos, nunca jamás. Le quiero tanto que me duele separarme de él para salir a la calle, o simplemente ir al baño. Somos inseparables.

No soy una persona dormilona, que se echa la siesta o duerme doce horas al día. Nueve horas me van bien. Eso sí, disfruto de poder atrasar el despertador una y otra, y otra vez. No me gusta quedarme con la intriga de qué pasará en mi sueño.

Cuando tengo que trasladarme de un lado a otro con mis pies, se me puede oír resoplar cada… ¿dos minutos? No me importa andar si sirve para algo, si es para hacer turismo o para dar un paseo tranquilo. Por tranquilo quiero decir a cámara lenta.

Odio las prisas. No sé quién las inventó, pero me cae mal. 😛

En fin, más que vaga, me describiría como una persona tranquila que disfruta del relax. Lo sé, tengo una opinión muy buena de mí misma.